20060525

La Conquista y La Colonia

Tomado del libro "MUNICIPIO AYACUCHO, Perspectiva Geohistórica",
de Jorge Omar Alviarez Mora


Características más importantes de la Etapa de la Conquista

Esta etapa está caracterizada por los siguientes hechos históricos culturales:

Descubrimiento del territorio municipal
El 14 de noviembre de 1546, el Gobernador de la Provincia de Venezuela Licenciado Juan Pérez de Tolosa, enviaba a su hermano el Capitán Alonso Pérez de Tolosa, y a Diego de Losada desde El Tocuyo, sede del Gobierno Provincial, en expedición descubridora de riqueza como oro y otros metales preciosos y de las tierras comprendidas dentro de su jurisdicción, quienes cruzaron la parte Norte del territorio municipal en 1548, cuando la expedición retornaba a El Tocuyo, donde arribaron en febrero de 1549, luego de la agotadora jornada descubridora que durante más de dos años les ocupó.

Sometimiento de los grupos aborígenes, dueños del territorio municipal
Una vez descubierto el territorio virginal que unos siglos más tarde geopolíticamente constituirá el Municipio Ayacucho, comienza a ser traficado por numerosas expediciones de aventureros españoles que buscaban fundar hatos, haciendas y poblaciones en tierras donde la penetración conquistadora no había sido efectiva; pero para posesionarse de las tierras procedieron primero a someter a muchas de las tribus indígenas que ocupaban el territorio municipal; otras parcialidades aborígenes se refugiaron en las espesuras impenetrables de los bosques optando por no someterse a los sanguinarios intrusos que destruían su aldeas, tomaban sus mujeres y les sometían a ignominiosa esclavitud. Todos los resguardos indígenas fueron destruidos con saña abominable por los invasores hispanos, muchos nativos perecieron tratando de defender su suelo, otros fueron sometidos confundidos y atemorizados por las que vomitaban fuego cercenando la vida de muchos nativos. Los españoles ceñidos de armaduras metálicas, empuñando armas de fuego y espadas, majestuosos sobre sus caballos pronto decidieron a favor la empresa militar que por mandato del Rey ahora les ocupaba. Feroces perros de presa desgarraron las bronceadas pieles casi desnudas de los aborígenes, que finalmente sometidos y encomendados, y sus tierras repartidas como botín de guerra. La ventaja en el armamento y las tácticas militares de guerra empleadas por el conquistador fueron determinantes, y así nuestros ancestros indígenas cedieron el territorio a una nueva cultura que imponía su propia ley.
Es importante destacar que la corona española no utilizó su ejército regular en la guerra de indias sino que autorizó a particulares para que emprendieran el sometimiento de los diferentes grupos etnias, bajo el incentivo del beneficio de los repartimientos de tierra, la mano de obra gratis para trabajar la tierra y los botines de guerra, lo cual motivó aún más el ensañamiento contra los casi indefensos nativos.

Las Encomiendas
Luego de sometidas las parcialidades indígenas, los Capitanes, Adelantados o Jefes de las expediciones agrupaban un número de indígenas de una o varias tribus y los entregaba en custodia mediante un título o cédula denominado encomienda, a quienes hubiesen prestado servicios meritorios al Rey de España en la conquista de las indias.
Los nativos encomendados eran obligados a trabajar gratuitamente para su encomendero so pena de castigos corporales, privación de alimentos, encierro o privación de su libertad y hasta fueron penados a muerte; lo que ocasionó que muchos indígenas escaparan a las montañas y selvas aledañas en busca de refugio y descanto, pero hasta allí fueron perseguidos y devueltos a los encomenderos que en sus estancias o haciendas les castigaban de manera ejemplificante ante los otros compañeros de raza y desgracia. Muchos aborígenes prefirieron la muerte antes que regresar a un estado de esclavitud y de ignominia del cual su naturaleza se resentía.

Los repartimientos de tierras municipales
Llegado el momento cuando los conquistadores españoles decidieron la contienda bélica a su favor, sometiendo a los indígenas, una vez encomendados éstos, el Capitán, Adelantado o Jefe de la expedición procedía a repartir la tierra comarcana y aledaña entre los soldados o componentes de la campaña militar mediante la cual habían conquistado para la Corona de España el territorio que antes perteneciera a las naciones indígenas y que ahora ellos señoreaban a nombre del Rey. A ese acto de repartir la tierra conquistada entre los vencedores hispanos, la historia lo ha denominado: Repartimiento, que en esencia constituyó el título original de propiedad de la tierra durante el período del predominio de la cultura hispánica sobre la nativa o aborigen, que por derecho natural poseyeron estas tierras desde tiempo aún no precisado por la cronología histórica tradicional.

Inicio del proceso de pérdida de identidad y de la unidad organizativa de los pueblos indígenas
Una de las medidas estratégicas, puesta en práctica por los conquistadores, con el fin de asegurarse los repartimientos de tierras municipales y proveerse riquezas fáciles con el trabajo forzado y gratuito de los indígenas sometidos, fue la disolución de las tribus aborígenes, mediante tácticas sencillas, pero que su ejecución rindió el fruto esperado. Entre esas medidas encontramos las siguientes:
- La fusión de las identidades indígenas autóctonas entre si; con la agrupación de varios pueblos aborígenes mediante el sistema de encomiendas.

- La fusión de las identidades indígenas autóctona con otros grupos étnicos, mediante el traslado fuera de su hábitat y su posterior agregación a otros pueblos o resguardos indígenas de fundación española, tales como los pueblos de Guásimos, Capacho, Peribeca y la Gobernación de San Faustino.

Etapa de la Colonia
1.633— 1.810
Una vez instalados en tierras pertenecientes al territorio municipal, sometidas las parcialidades indígenas autóctonas, otorgados los títulos de encomiendas y hechos los respectivos repartimientos, se inicia el coloniaje español en predios municipales, etapa que concluirá en octubre de 1.810, cuando los tres cantones tachirenses. La Grita, San Antonio del Táchira y San Cristóbal al cual pertenecía la parroquia de Lobatera con sus caseríos Constitución y San Juan de Los Llanos, se proclamaron a favor del movimiento independentista iniciado en Caracas el 19 de abril de ese año, iniciando a su vez el período cultural de la Autonomía Municipal.

El coloniaje consistió en el sometimiento cultural en todos los ordenes de los indígenas municipales por parte de los españoles, quienes una vez superada la etapa de la Conquista pasaron a ser colonizadores, influyendo de manera drástica en las costumbres, forma de vida y cultura en general de los nativos, a la vez que de forma sistemática procuraban cambios culturales profundos en las naciones indígenas para garantizar el servilismo a la Corona Española, objetivo que lograron gracias a su dinámica formación política, militar, social, económica y cultural que ahora creaba un nuevo ordenamiento del territorio municipal, que quedaba incorporado al dominio, control y explotación de la Corona Española.

Características más importantes de la etapa colonial

Entre los hechos históricos y culturales que caracterizaron esta etapa encontramos los siguientes:

El mestizaje
Es quizá el hecho social más importante de nuestra historia, por su connotación a través de los siglos posteriores a la Colonia Española, ya que signó para siempre la raza nativa, que en la fusión racial perdió la identidad genética ancestral, dando como resultado un elemento “híbrido” denominado por la historia como “criollo o mestizo”, que es el producto de la fusión de los elementos de la raza blanca, representados por el varón español y los elementos de la raza aborigen representado por la mujer indígena que poblaba el territorio municipal durante el coloniaje hispano.

La transculturización recíproca o fusión cultural de las dos razas
Poco a poco la convivencia de los colonizadores con los colonizadas dio lugar a una transculturización recíproca, aunque más acentuada de parte del elemento blanco español hacia el elemento indígena nativo, que viceversa. Sin embargo, la fusión transculturizadora fue un hecho histórico inobjetable a pesar que el elemento europeo consideró inferior desde e! primer contacto, al indígena municipal, razón por la cual impusieron su lengua castellana; su religión Católica, Apostólica y Romana; sus instituciones políticas; sus leyes Reales y su vil discriminación racial donde ellos representaban la raza superior, privilegiada; mientras que los indígenas en su consideración era una raza de seres inferiores, que debía ser sometida, por lo cual le estaba vedado por leyes excluyentes, cualquier participación política, social y cultural.
No obstante, esta abrumadora imposición cultural, y a la vergonzosa discriminación racial, el elemento blanco español inmigrante no escapó de la influencia de la cultura indígena; sobre todo tomó para si, como elementos propios, algunas expresiones culturales indígenas; así como también asumió algunas elementos culinarios de los nativos que modificados y adaptados a su criterio se establecieron en su cultura. La literatura, las artes y la historia hispana se nutrieron de nuevos elementos que las enriquecieron aún más.

Creación de un nuevo orden racial
Una de las consecuencias inmediatas del mestizaje del varón blanco español, elemento predominante en la inmigración, con la mujer indígena nativa, mediante relaciones licitas permitidas y favorecidas a mediados de la etapa colonial por la legislación española o por relaciones ilicitas, tales como el sometimiento sexual o violación de la mujer indígena por parte del colonizador, que en la mayoría de los casos actuó como el factor primordial de la amalgama de las razas, fue el surgimiento de un nuevo orden racial dentro del territorio municipal.
Durante la conquista española la distinción de los grupos raciales que dirimían supremacía sobre el territorio municipal era sencilla, tal como se observa a continuación;

GRUPOS RACIALES DE LA ETAPA DE LA CONQUISTA

Elemento
Blanco
Español

Representado por los hombres españoles que intervinieron en la conquista del territorio municipal y el sometimiento de los aborígenes.

Se consideraban una raza superior por lo cual, se arrogaban todos Los derechos humanos y culturales conocidos.

Elemento
Indígena nativo

Representado por los hombres, mujeres y niños de los diferentes grupos aborígenes.

Fue considerada por los elementos blancos españoles como una raza
inferior, por lo cual, no se le concedía ningún tipo de derecho.

Pero en la etapa colonial surgió un nuevo elemento étnico - cultural producto del mestizaje del elemento blanco español con la mujer indígena, como a continuación se presenta en el siguiente cuadro:

GRUPOS RACIALES DURANTE LA ETAPA DE LA COLONIA

Elemento
Blanco
Español

Representado por los hombres españoles que después de conquistar el territorio municipal; se asentaron en la comarca fundando haciendas. cultivando la tierra, también se encuentran algunos nuevos inmigrantes españolas y los descendientes de ambos.

Racialmente era el grupo privilegiado, dominante, poseía el poder económico, imponía su cultura y sometía a esclavitud a los otos grupos raciales, a pesar que era el grupo minoritario.

Elemento
Mestizo

Representado por las personas que nacieron producto de la fusión racial del elemento blanco español y la mujer indígena

Carecían del goce de derechos, eran ocupados corno mano de obra esclava por el elemento blanco español

Elemento Indígena Sometido

Representado por los indígenas sometidos, y sus descendientes

Son ocupados como mano de obra esclava para cuidar y trabajar la tierra, no poseían derechos a pesar de ser el grupo mayoritario.

Más tarde evolucionaba el cuadro racial colonial bajo el signo de otros elementos, que seguían siendo elementos grupales no homogéneos, dispersos por toda la geografía del territorio municipal, donde no existían núcleos poblaciones importantes sino que una simple ocupación de la tierra para su aprovechamiento individual, por lo que en esta parte de la historia aún no existía un orden social que legítimamente pudiera recibir ese nominativo.

El cuadro racial colonia! evolucionado en territorio municipal, es como a continuación se expresa:

GRUPOS RACIALES A MEDIADOS Y FINALES DE LA ETAPA DE LA COLONIA

Elemento Blanco
Español

Representado por hombres y mujeres españoles inmigrados al territorio municipal, desde su natal España o desde el Reino de Nieva Granada u otras colorías españolas en suelo americano.

Grupo privilegiado; racialmente era conformado por muy pocas personas propietarias de haciendas.

Elemento Blanco
Criollo

Representada por los descendientes de los conquistadores y
encomenderos españoles que nacieron en territorio municipal.

Racialmente poseían privilegios, eran dueños de tierras y controlaban la mano de obra esclava,

Elemento Blanco
de Orilla

Representado por los descendientes del elemento blanco criollo y la mujer indígena

Radalmente también eran considerados inferiores, pero no se les daba el trato de esclavos

Elemento indígena
Transculturizado

Representado por los descendientes de los indígenas nativos, pero nacidos bajo una etapa de valores autóctonos modificados por la imposición cultural de las clases raciales más privilegiadas,

Racialmente era un grupo en extinción, seguía siendo en la consideración de los grifos privilegiados una raza inferior, aunque leyes reales le favorecen en algunos aspectos. Se le daba trato de esclavos.

Pérdida de la identidad racial de los indígenas

Producto de! mestizaje y la abrumadora imposición cultural de parte del elemento blanco español, sobre la población indígena; pronto, hacia finales del siglo XVIII, desaparecía la genuina identidad racial de los elementos indígenas nativos del territorio municipal, aunque todavía existen algunos testimonios históricos y una tradición oral que asegura que en algún lugar de la espesura boscosa de las montañas de La Urbina o en territorio zuliano en las márgenes de los ríos Zulia, Catatumbo o Tárra sobreviven aún en estado primitivo restos de algunas parcialidades indígenas que en remotos tiempos poseyeron las virginales tierras municipales y que nunca se sometieron al invasor, aunque cedieron su territorio ante la inferioridad armamentística en que se encontraban.
Históricamente, este hecho significó la hegemonía del elemento blanco español, sobre las etnias nativas, cuyo rastro racial, hoy está extinto y perdido en la diversidad de opiniones de los historiadores.

Las composiciones de tierras municipales
Durante la etapa colonial los pueblos indígenas que ocupaban el territorio municipal fueron sacados de sus resguardos y trasladados a otros sitios para formar parte de pueblos de fundación hispana, en muchos sitios las tierras quedaron desocupadas, lo que motivó que varios descendientes de los blancos españoles avecindados en la comarca y en zonas aledañas, aprovecharan esta circunstancia para solicitar ante el Gobernador Provincial de Mérida la apropiación legal de las tierras realengas propiedad de la Corona Española, mediante composición de tierras, que fue el sistema utilizado por las autoridades hispanas en esta parte de indias para decidir sobre la propiedad territorial municipal y que consistía jurídicamente en el otorgamiento de un título que acreditaba la posesión legal de la tierra.
Don “Tulio Febres Cordero”, en sus obras completas, Tomo 1, páginas 191-192, destaca algunos títulos de tierra concedidos por el Gobernador de la Provincia de Mérida, Capitán Juan de Pacheco Maldonado, mediante composición de tierras, los cuales se transcriben a continuación para hacer más fácil la comprensión de este hecho histórico durante la Colonia Española.
Año 1633 ‘Al Capitán Isidro Jaimes, vecino de San Cristóbal, persona benemérita, cuatro estancias de ganado mayor en el Valle de Lobatera, en lo que hubiere vacos de los resguardos viejos de
los Indios Oriquenas y de los Cucunabecas de Lorenzo Salomón, naturales que fueron sacados de allí a varios lugares distantes más de tres leguas, lindando también con estancias de Felipe de Agüero”.
Año 1634. “Al Capitán Francisco Chacón, teniente de Gobernador y Regidor Perpetuo de La Grita, yerno de Pedro de Torres Vera, de los primeros fundadores de Lobatera, dos estancias de ganado mayor; subiendo por la quebrada de Calvagria, que por otro nombre llamaban El Salado, hasta su nacimiento, desde unos corrales, por todas las tierras angostura y río que entra en Garamito, más la confirmación de los títulos y tierras que ya poseía de antiguo e! expresado Pedro de Torres Vera y el Capitán Chacón, títulos despachados a favor del primero por Juan de Velasco y Vallejo, Juez de medida y composición de tierras de la Villa de San Cristóbal y sus términos para el año de 1593”.

Primera mención documental del nombre de la futura capital del territorio municipal, y del Valle donde surgió San Pedro del Río
Entre las adjudicaciones que en composición de tierras municipales hiciera el Capitán Juan de Pacheco Maldonado, Gobernador de la Provincia de Mérida, en 1634, figura el siguiente título de propiedad, que entre los documentos hallados por historiadores e investigadores constituye la primera mención documental del nombre del sitio geográfico de la futura ciudad capital del Municipio Ayacucho, San Juan de Colón, para la época denominada Sabana de San Juan, tal como quedó registrado en el documento que consignó don Tulio Febres Cordero:
“A Rodrígo Sánchez de Parada, Regidor perpetuo de San Cristóbal, hoy nieto de conquistadores de dicha Villa, representado en Mérida por Fernando de Arces, cuatro estancias de ganado mayor en el Valle de Chiriría, de las Angosturas de Lobatera a las Angosturas de Sabana de San Juan, de una y otra banda del río”

(Obras completas, Tomo I, año 1991, pág. 191)

Este documento, aportado para la historia por don Tulio Febres Cordero, puede considerarse con toda razón el más valioso legado documental que hasta ahora se conoce con relación al territorio municipal, siendo a la vez el punto de partida de cualquier investigación concerniente con la génesis municipal. Sabana de San Juan y Valle de Chiriría son los primitivos topónimos municipales que la historiografía a legado a la posteridad como elementos de identidad ancestral, reconocibles y
palpables en la desdibujada geografía de la entidad que aún en la actualidad determinan no sólo la geografía de la zona, sino también, la añoranza de una época hermosa, cuando todavía la virginidad de la naturaleza municipal destilaba su suave y profundo aroma paradisíaco, hollada por la planta española durante casi tres siglos y que luego el progreso de la civilización mancilló rompiendo la armonía que la acuarela Divina dibujara maestramente para nuestro goce y felicidad.

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